Existe una enorme cantidad de satisfacciones, tanto sexuales como no sexuales, derivadas de esta extraordinario gusto por vestirse de mujer. Y dichas satisfacciones son algo que los hombres que no practican la feminofilia nunca experimentarán. Y al ser algo cotidiano para las mujeres, lo más seguro es que ellas ni siquiera se fijen en esos detalles que para nosotras son la gloria, tales como:
- Sentir la suavidad de las medias cuando las piernas están recién depiladas.
- Despertar completamente vestida de mujer y admirar cómo el camisón se ciñe a tu piel, formando pequeñas arrugas de increíble suavidad.
- Acomodarte los tirantes del sujetador cuando se resbalan.
- Cuando abrochas el sujetador sin ver por primera vez.
- Comprar ropa de mujer en los grandes almacenes y que sepas que la empleada sospeche que es para ti.
- Cuando logras caminar con tacones sin parecer Bambi.
- Hacer las labores domésticas vestida como para una noche de gala.
- Cuando alguien que conoce tu secreto te trata como mujer.
- Acomodar tus medias cada que se bajan.
- Orinar sentada.
- Alisar la falda cada que te sientas
- Cuidar de no abrir tus piernas cuando ya estás sentada.
- Cómo lucen tus piernas con falda y medias.
- Ese dolor en los pies cuando te quitas los tacones después de traerlos por mucho tiempo.
- Dejar manchas de lipstick en los vasos.
- Doblar las rodillas cuando te agachas a recoger algo.
- La primera vez que te encanta cómo te queda tu maquillaje.
Podría pasar toda la tarde listando razones para amar la feminofilia, ¡pero prefiero que tú me digas cuáles son las tuyas!