Me encanta septiembre. Pero a diferencia de la enorme mayoría de mexicanos, mi gusto por estas fechas no tiene nada que ver con la perspectiva de las borracheras o la parranda. Mi concepción de una noche mexicana ideal incluye, por supuesto, los tradicionales antojitos, pero además un toque un poco diferente: en lugar de asistir caracterizado con carrilleras, un rifle falso, sombrero y bigotes exagerados, ansío asistir a una fiesta mexicana ¡caracterizada como Adelita!
Llegar al lugar de la fiesta luciendo una falda hecha de las telas más suaves y con los colores de la bandera mexicana, una fajilla de satín, una blusa de razo con mangas muy cortas y femeninas, un rebozo de seda y una cabello precioso amarrado en dos hermosas trenzas.
Y es que en serio, cada que voy caminando por las calles y paso por alguno de los infaltables triciclos llenos de banderas y demás parafernalia septembrina, mis ojos inmediatamente se posan en los accesorios femeninos, como los aretes, los moños, los rebozos, las blusas, etc., y sueño con el día, o mejor dicho, la noche mexicana, en que pueda celebrar así con mi novia y un selecto grupo de mis mejores amigas feminófilas.¡Viva México!